8 Recomendaciones para dormir bien, sueño infantil
Dormir bien es un hábito esencial en el desarrollo de los más pequeños y que los padres tratan de establecer desde que el bebé nace, aunque no siempre con éxito. Enseñar a dormir bien es un hábito igual de importante que comer o lavarse y que también hay que aprender. Su hijo no nace sabiendo dormir bien, hay que enseñarle cómo hacerlo.
Lograr que su hijo tenga un buen hábito de sueño disminuye las probabilidades de un trastorno de sueño en el futuro y permite un mejor descanso en el resto de miembros de la familia.
El dormir bien tiene numerosos beneficios, no solo sirve para cargar las pilas, sino que también tiene otras consecuencias positivas, como la maduración cerebral, esencial en estos primeros años de vida, así como el desarrollo de los procesos de memoria y aprendizaje.
Cuando existe una falta de horas de sueño o un sueño interrumpido de forma continuada en el tiempo, que no propicia un buen descanso, pueden darse varias consecuencias negativas en el niño. Entre ellas, disminución de su capacidad de atención y concentración, una bajada de defensas en su sistema inmunológico, estado de ánimo irritable, etc.
Para enseñar a dormir bien se dan una serie de recomendaciones y pautas para establecer este hábito tan importante en los niños. Para ello los expertos tienen en cuenta las horas que hay que dormir según la edad:
- Lactantes:14-15 horas al día. Algunos expertos hablan de 16-18 horas cuando son recién nacidos.
- Niños pequeños:11- 12 horas al día.
- Niños en edad escolar:10 horas al día.
- Adolescentes:8-9 horas al día.
Para desarrollar un buen hábito de sueño y dormir bien es necesario seguir una serie de consejos:
1.- Rutina relajante antes de dormir. Realizar actividades tranquilas y relajantes antes de dormir es una manera de que el niño asocie ese momento a dormir. Por ejemplo, darle un baño antes de dormir, seguido de un masaje y cantarle una nana o leerle un cuento. Hacerlo siempre en el mismo orden fomentará la creación de una rutina, de la que ya sabrá que el final es dormir.
2.- No activarle con juegos o actividades antes de acostarle. Si el niño está muy activo luego costará más calmarlo para que se pueda quedar dormido.
3.- Evita que el niño tome bebidas con cafeína por la tarde y antes de dormir.
4.- Siempre en la misma habitación y a la misma hora. Se trata de generar hábito y rutina, cuantas menos variables introduzcamos más fácil le resultará dormir bien.
5.- Averiguar cuáles son sus miedos y preocupaciones. Hay niños que temen la oscuridad o a los monstruos y eso no les ayuda a dormir solitos en su habitación. Por ello, hay que escuchar al niño y conocer sus miedos, ayudarle a estar tranquilos y buscar una solución juntos.
6.- No leer cuentos o ver películas de terror o de contenido violento antes de dormir.
7.- Premiar y reforzar los comportamientos que queremos que se repitan, como irse a dormir solito. Usar elogios y abrazos.
8.- Si llora, no presentarse inmediatamente, sino que se acudirá en intervalos de tiempo cada vez más amplios. Entonces le recordamos al niño que estamos aquí al lado y que le estamos enseñando a dormir.
Aun así, los problemas de sueño en su hijo pueden persistir en el tiempo, generando problemas de cansancio y estrés intrafamiliar, que estén empezando a afectar a su vida familiar, personal, social y/o laboral de forma significativa. En estos casos se recomienda acudir a un profesional, que haga un buen análisis de la situación y dé las pautas específicas para cada caso, ya que cada niño y su familia son diferentes y únicos.